Como si del viaje al Reino Mágico de Avalon se tratase (que de hecho fue desde el inicio la alegoría que originó Magia con Mensaje), os propongo en este artículo una nueva etapa en el tránsito de conocer diferentes aspectos de nuestra iniciativa, intentando en lo posible aportar “píldoras mágicas” que os ayuden humildemente a aprender un poquito más.
Nos sumergimos en una de las cuestiones más patentes y candentes en las transformaciones que de manera continua abordan las Organizaciones.
Desde hace años estamos definiendo el paradigma en el que se desenvuelven las compañías como “V.U.C.A.”, atendiendo al acrónimo inglés cuyas siglas podríamos interpretar como “Vulnerabilidad”, “Incertidumbre”, “Complejidad” y “Ambigüedad”. Este es el contexto en el que los líderes de las Organizaciones han de definir la Cultura Corporativa (Misión, la Visión y los Valores). Lo han de hacer del modo lo más certero y, a la vez, dinámico como para ser útiles y factibles a pesar o a favor de V.U.C.A.
Traslademos ahora el concepto expresado de “Cultura Corporativa” a la alegoría de un Caja (un “cubo” o hexaedro rectangular). Esa “caja” nos permite albergar y proteger lo importante de la Organización (crecimiento, impacto social, beneficio económico, posicionamiento en el Mercado…) con la flexibilidad necesaria que impone el entorno V.U.C.A.
De la Caja, ya tendríamos 3 caras (las antedichas Misión, Visión y Valores). Precisamente son esas tres las que de manera clásica se definen por parte de los líderes de la Organización, pero precisamente son las tres “caras rígidas” de la Caja. Esas 3 dimensiones son las que “albergan y protegen” lo importante, pero precisamente por ello en muchas ocasiones “anquilosan” las posibilidades de evolución y “oprimen” a los empleados.
De manera muy frecuente constato como los integrantes de la Organización no llegan a “hacer suya” la totalidad de la Misión, la Visión y los valores definidos, y esto crea una especie de “esquizofrenia” que finalmente afecta de pleno en la evolución de la Organización.
¿Y por qué? Porque estamos hablando de una caja con 3 caras “que protegen y albergan” pero con otras 3 caras que han de “flexibilizar y dinamizar”, han de ser caras “movibles”, que permitan expandir la caja tal y como cambia el contexto. Tal y como necesitan los empleados (al cambiar sus objetivos, retos y necesidades). ¿Y cuáles son esas 3 caras de la caja? Hablaremos de ellas como las “3 C’s”… a saber:
- Compromiso: No podemos/debemos olvidar la raíz etimológica de este importante término (resumidamente “con-promesa”). El empleado debe renovar la “promesa” que realiza cada día en relación a su responsabilidad y desempeño, y la empresa ha de hacer lo propio. La Organización ha de procurar mecanismos que permitan que lo anterior suceda de un modo “bidireccional”.
- Colaboración: No sólo procurar procesos, sistemas, herramientas,… que permitan “el trabajo conjunto”, sino dotar de una “mentalidad fuera de la caja”, en la que cada integrante de la Organización atienda e impacte en los objetivos, retos y necesidades de aquellos con los que se relaciona (compañeros, managers, proveedores, clientes,…).
- Capacidad: Estando muy atentos al conjunto de competencias (sobre todo las relacionales) que un individuo posee a la hora de afrontar y desarrollar un desempeño eficaz.
Profundizar en cada una de estas “3 caras” es literalmente imposible en un artículo como el que nos ocupa. Me “comprometo” (acordaros de “promesa”) a que iremos desarrollando con la profundidad necesaria estos aspectos en futuros artículos de este blog.
Mientras lo anterior ocurre, nos encantaría que pudierais percibir de primera mano cómo lo hacemos en cada una de esas dimensiones de la caja en nuestras actuaciones e iniciativas de “Magia con Mensaje”. Además, en alguna ocasión os podéis encontrar con la “cajita mentalista” de mi compañero Borjo Meyer y somatizar todo lo anterior de un modo divertido y a través de la magia.
¡Qué la magia os acompañe!