Como si de un partido de tenis se tratara, tengo la necesidad de contestar al artículo de Jose de hace dos semanas, Del Mentalismo a la Mentalidad, que os dejo aquí para que podáis degustarlo como se merece.
Jose mencionaba uno de mis juegos credenciales, La Cajita Mentalista. Credencial, no tanto por su efecto, una predicción imposible muy potente, sino más bien por su contenido, la incredulidad de los espectadores.
Hace algo más de dos años esta pequeña y ya castigada Cajita Mentalista encendió la mecha de mi último espectáculo Magia para Incrédulos y de mi querida y arriesgada charla Tedx, del mismo nombre.
Y es que resulta que la magia, como adelantaba en mi primer artículo, sirve como canal, como altavoz, para transmitir un mensaje con fuerza y fijar ese mensaje en la mente del que lo vive en primera persona.
La magia es un acto en vivo y eso nos da una clara ventaja frente a otros métodos de aprendizaje. Bien es cierto que una historia bien contada, con su emoción, puede llegar a ser muy memorable pero no dejará de ser de una historia contada en segunda o tercera persona.
La magia, como acto en vivo, sucede en el momento en el que se cuenta, y por lo tanto el espectador vive en sus propias carnes lo que está sucediendo, es el protagonista de la historia y eso, es muy potente.
Creo recordar que Tommy Wonder, uno de los grandes maestros de la magia, escribió en el primer volumen de El Libro de las Maravillas (editado por Páginas Libros de Magia) una estupenda reflexión en la que catalogaba una experiencia dependiendo del grado de participación.
Es decir, no es lo mismo tener un accidente de coche, que ver como alguien tiene un accidente de coche, que alguien te cuente como vio un accidente de coche. Es evidente que la experiencia es completamente distinta según al grado de participación.
En nuestro proyecto Magia con Mensaje optamos por el primer grado de participación en el que los asistentes a nuestras dinámicas (siempre a medida y siempre diferentes, como por otro lado es lógico) viven en primera persona la experiencia mágica y por lo tanto el calado del mensaje que subyace a ese juego de magia va más allá de una mera historia ¡ellos son los protagonistas de lo imposible!
La libertad que nos ofrece la magia es otra de las ventajas que nos empujaron a maridar el coaching (me he prometido no utilizar esta palabra, lo sé) con el ilusionismo. Al final y al cabo la magia es el arte de hacer lo imposible, y los límites son opuestos a lo imposible, por lo tanto en Magia con Mensaje, no tenemos límites.
La libertad para crear, encajar, crear y fabricar soluciones de aprendizaje a través del ilusionismo son ilimitadas. Durante cientos de años los maestros artesanos de la magia han establecido (y lo siguen haciendo) las bases de nuestro arte ilusionista, y han diseñado técnicas, han pulido detalles, han creado juegos y han publicado miles de imposibles mágicos que están a nuestra disposición.
Personal y profesionalmente, es una delicia para mi, descifrar cada uno de los casos que se nos plantean y encontrar el truco de magia perfecto.
Devuelvo la pelota a Jose, que sabrá golpearla muy bien y os esperamos la próxima semana con un nuevo vídeo en el que os contaremos un poquito más de este proyecto.
¡Que la magia os acompañe!
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